jueves, 20 de noviembre de 2025

"Recuerdos", de Lola, la sola

 Prólogo

Hace poco me dio por pensar otra vez en mis abuelas, bisabuelas y tatarabuelas en la clase de mujeres que fueron. Qué épocas tan lejanas y distintas a la mía vivieron. Entonces, recordé haber visto en mi niñez a mi abuelo Eduardo, grabando con su hermano Moncho (Ramón), los poemas de su madre (mi bisabuela, quien, según mi madre, se llamaba a sí misma "Lola la sola"). Yo recordaba de memoria uno de esos poemas pues lo había escrito en una libreta. Ya no tengo la libreta, pero le pregunté a mi tío Lalo si recordaba aquel casete e inmediatamente lo recordó y me dijo que tal vez estaba por ahí en alguna caja en su casa. 

    Fue una sorpresa que poco tiempo después me lo mandara. Le llamé a mi amigo Diego Benlliure (entre otras cosas, experto en esto de los audiolibros, la musicalización de películas, etc.) para preguntarle si podía pasar esa grabación a MP3 y me dijo que necesitaba una grabadora. Conseguí en internet un aparatito maravilloso que reproduce el casete y lo pasa a un USB en formato MP3. Metí emocionada el casete y me alegré de que se escuchara, pero al querer regresar la cinta se despegó. 

    Fue Diego Benlliure quién se encargó de la cirugía. Rompió el casete original, y con otro casete virgen con tornillos que conseguí en internet hizo el trasplante de la cinta, y luego con el aparatito realizó el cambio de formato. 

    Gracias, Lalo, por guardar tantísimos años el casete. Y gracias, Diego, por rescatarlo. 

                                                                                                      Mariel Turrent Eggleton
                                                                                                      Cancún, Q. Roo, 20 de noviembre, 2025




Recordando

Dolores Lacávex Coca

Recopilación de Ramón Eggleton Lacávex y Eduardo Eggleton Lacávex, enero 1978

 

 

Si arrancarme pudiera*

Si arrancarme la vida yo pudiera

Y descansar junto a tu tumba amada

Con cuánto gusto, madre mía, lo hiciera

Pues ya me encuentro débil y cansada

 

He buscado del mundo las delicias

Y tan solo he encontrado desengaños

Me hacen falta, hoy madre, tus caricias

Al sufrir lo triste de mis años

 

Mas ya el eterno te quitó la vida

Al llevarte a celestial mansión

Envíale a tu hija, madre querida

Tu maternal y santa bendición.

 

Goce

Yo gozo cuando veo

Allá en el alto cielo

Las blancas estrellitas

De pálido brillar

Quisiera que quisiera

Para tender el vuelo

Y entre esos bellos astros

Poder siempre habitar

Vagar sobre las nubes

En noches silenciosas

Después junto a la luna

Tranquila descansar

Y ver cómo se ocultan

Al rayo de la aurora

Las blancas estrellitas

de pálido brillar

 

Allá donde del hombre

No llega la mirada

Y solo se contempla

La mano del señor

Donde es inmenso

Todo inmenso

Como nada

Allá donde no llega

La pena ni el dolor

 

A mis hijos

Cuatro son los hijos que Dios me ha dado

En cuatro tengo el corazón partido

Muchas veces con ellos he llorado

Otras muchas con ellos he reído

 

Y esas cuatro doradas cabecitas

Que una a una en mis brazos he arrullado

Con sus blancas y suaves manecitas

El llanto de mis ojos han secado

 

Ellos son para mí dicha y tormento

Me dan penas y causan mi alegría

Y al apartarme de su lado siento

Que me falta algo de la vida mía

 

Cuando los llevo al templo

Y de rodillas hacia el altar elevan su mirada

Brota de mis labios la plegaria

Que quisiera señor que escucharas:

 

Señor, si alguna de estas almas inocentes

Se ha de convertir en un malvado

Vuélvelo a ti, señor, en ese instante

Que para ti tan solo lo he creado

 

Calle Palma, Tampico

En una pagua de la colonia

sobre una rama cantó un gorrión

Aquí vivieron los Eggleton

 

A todo grito dice un perico

Esos se fueron ya de Tampico

 

Entre el zacate canta una rana

Los Eggleton vuelven mañana

 

Qué mentirosa, rana asquerosa

Dice zumbando un chuparrosa

 

La polla canta cua-ra-cua-cuá

Los Eggleton no vuelven ya

 

Y así charlando por los corrales

Pasan el rato los animales

 

Una gallina los escuchaba

Qué hondo sufrir se le escapaba

 

Por qué se fueron ya mis pollitos

Si apenas salen del cascaron

 

Calor les daba yo con mis alas

Amor les daba mi corazón

 

Alzando luego su cabecita

Miró envidiosa a aquel gorrión

 

Que si quisiera volar pudiera

Ver a sus hijos del corazón

 

 

Consejos a una niña*

Óyeme quieta, niña querida

Y pon cuidado a mi narración

Esta historieta jamás olvida

Guárdala siempre en tu corazón

 

Era una niña, linda, muy linda

Pero la suerte no la premió

Como a ti, muy pequeñita

su mamacita se le murió

 

Sola en el mundo quedó la niña

Sin un amparo sin un amor

Solo desprecio fue recogiendo

Siempre llorando por su dolor

 

Pero a los cielos alzó los ojos

Pidiendo a la madre del Salvador

Que esa noche del crudo invierno

Le diera casa comida y calor

 

La pobre niña no tuvo hogar

Colocó sus manos sobre su pecho

Y de este modo se puso a orar

Oh, Virgen Santa, dame un consuelo

 

Dame un asilo dónde dormir

Por el niñito Dios te lo pido

Que no me dejes tanto sufrir

 

Por su inocencia, por su pureza

La santa madre su ruego oyó

Y vino un ángel y entre sus brazos

Hasta los cielos se la llevó

 

Al otro día, día veinticinco

De ese diciembre triste y helado

Un cuerpecito lleno de nieve

En una calle yacía tirado

 

La gente mira y detiene el paso

Y todos dicen a una voz

La pobrecita murió de frío

Ya está gozando del niño Dios

 

Me oyes, niñita, así yo quiero

Que siempre sufras con gran valor

Que así tus rezos vuelen al cielo

Hacia la madre del Salvador

 

Que aunque en el mundo

Todo te falte

No desesperes en tu dolor

Que hay una madre

Madre divina

 Que te dará casa, pan y calor

 

Recordando

Qué triste y sola me paso las horas

el llanto en mis ojos comienza a brotar

Y vienen recuerdos de tiempos extraños

Y enjugando el llanto empiezo a pensar

 

Yo fui aquella madre que arrulló en sus brazos

Los cuatro pedazos de su corazón

Y fue la gallina que crio a los pollitos

Y miró envidiosa a un pobre gorrión

 

Reí con sus risas, sufrí con su llanto

Porque fueran buenos le rogué al señor

Después el destino me los fue alejando

Y lloré en silencio mi inmenso dolor

 

Y de tantas cosas que fui recordando

Hoy solo me queda por toda ilusión

Los cuatro retratos que estoy contemplando

Y tengo grabados en mi corazón.

 

*Estos dos poemas los escribió cuando apenas era una niña y Consejos a una niña fue una tarea de la escuela que le valió un reconocimiento. 



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