lunes, 5 de diciembre de 2022

Cuento 1

 

Vigilia*

Mariel Turrent

 

La penumbra, el gusto amargo en mi boca, mis pestañas acariciando las resequedades de la almohada. El azul ártico del reloj, sus pasos entumidos y fríos. Estiro el brazo y tomo el teléfono para escapar del infinito al que me atan mis preocupaciones. Mastico con dificultad los mensajes y las sonrisas insípidas: mi prima guapísima, “Día de estrenar tacones”, 112 likes; Lidia en una hamaca, “Disfrutando y festejando la vida”, 45 likes; Rocío sin arrugas con un bebé divino en brazos, “Mi hermosa nieta”, 230 likes; Andrea y su cuerpo plástico en bikini, “Mega sorpresa, por mucho el lugar más espectacular, gracias guapo @pepetrueba”, 139 likes; Marité con su esposo a la luz de las velas, “Gracias por un año más de amor y experiencias”, 120 likes; Frases que inspiran, “Las palabras tienen poder y una vez que las hemos dicho o escrito no hay marcha atrás: No es necesario decir todo lo que se piensa, lo que sí es necesario es pensar todo lo que se dice: Quino”, 66 likes.

Dejo en el buró, tras la pantalla, la vida feliz. Ese vacío ingrávido instalado en mi pecho se va abriendo, cada vez más imposible. Yo y mi laberinto cósmico. Soy un insomnio enredando pensamientos en el hocico de un lobo, irritada por el brillo clandestino de la hora aletargada.

A través de un agujero de gusano llega a mi mente Vic con sus pantalones rabones y su flequillo trasquilado. Vic ya mayor, haciendo ejercicio con su perro y yo desde la ventana los veo mientras me arreglo para mi primera entrevista de trabajo. Vic jurando en el altar amor eterno. Vic llorando en mi hombro lo poco que le duró su eternidad. Vic con sus arrugas y sus canas, con esos kilos de más o de menos. Vic rescatando sus fracasos con un hilo atado a su sonrisa a pesar de sus ojos tristes.

Se atora en mi mente su ausencia antes de que caiga al vacío de mi pecho su amistad casi borrada por las no casualidades, por la inclemente rutina que me arrastra. Tomo el teléfono nuevamente. Se me antoja el aroma a café y su voz llena de achaques entre sorbo y sorbo. Los primeros rayos del sol aparecen, la penumbra se disipa. Digito su nombre.

Ahí está.

Su perfil casi vacío, sin posts, sin fotos, sin likes, sin comentarios.

Sonrío.

Los pájaros reclaman al día su lenta llegada.

Me levanto de la oscuridad.

Antes de tender la cama, le envío un mensaje.



*Cuento elegido entre más de 500 por Escritoras Mexicanas para su 5a antología  2022 y presentado en la FIL Guadalajara.  5a Antología de Escritoras Mexicanas    Escritoras Mexicanas FIL Guadalajara 2022

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Ensayo 5

  Mi viejo paisaje urbano Mariel Turrent   Crecí en la época en que los grandes cines y tiendas departamentales se imponían como refer...